Trump ordena desmantelar el Departamento de Educación de EE.UU. El presidente de EE.UU. Donald Trump firmó una orden ejecutiva para iniciar la desaparición del Departamento de Educación, con lo cual se despedirá aproximadamente a la mitad de su personal y se eliminará su rama de investigación educativa.
La orden del presidente Donald Trump de desmantelar el Departamento de Educación de Estados Unidos tiene implicaciones complejas. El mandatario republicano ha argumentado que la oficina federal no ha mejorado los resultados estudiantiles y es innecesaria en un país donde los estados y distritos locales controlan principalmente la educación,
desde la financiación hasta la contratación y los programas de estudio. Durante décadas, los activistas de derecha han pedido la eliminación de la agencia, que fue creada por el Congreso en 1979. Mientras Trump reforma el gobierno federal, ha criticado al departamento, calificándolo como derrochador y responsable de difundir ideas “woke”,
como los programas para apoyar la diversidad, la equidad y la inclusión, y las protecciones para estudiantes transgénero. El departamento ha sido en gran medida responsable de la supervisión, la aplicación de leyes contra la discriminación y la distribución de fondos de ayuda para escuelas con estudiantes de bajos ingresos y con discapacidades.
La financiación federal representa una porción relativamente pequeña de los presupuestos de las escuelas públicas, aproximadamente el 14%. ¿Qué significa la orden de Trump para los niños y maestros estadounidenses? A corto plazo, es probable que los estudiantes, maestros y padres no vean mucho impacto. A largo plazo, es más difícil de predecir.
Ello depende de la forma en que la secretaria de Educación, Linda McMahon, distribuya las funciones obligatorias del departamento a otras partes del gobierno, incluidos los estados. La principal pregunta es cómo los estados distribuirán el dinero federal que el departamento envía para ayudar a educar a estudiantes pobres, con discapacidades o que aún están aprendiendo inglés y necesitan apoyo adicional.
Los sistemas escolares con bases de impuestos a la propiedad débiles, incluidos aquellos en áreas rurales, dependen de ese dinero para pagar a los maestros, alquilar autobuses y comprar tecnología para las aulas. Si el próximo 2 de abril, Estados Unidosdisfrutara de lo que el presidente Donald Trump llama el día de la liberación al aplicar aranceles recíprocos a todos sus socios comerciales, este jueves, siempre en la terminología trumpista, habrá sido el día de la liberación educativa, con la firma de una orden ejecutiva para cerrar el Ministerio o Departamento de Educación.
Una promesa de campaña, una obsesión personal de Trump estos meses, un objetivo largamente buscando por el ala más conservadora del movimiento conservador y republicano, que con el argumento de devolver competencias a los estados busca eliminar cualquier supervisión, control y estándar federal, dando libertad a los gobiernos regionales para aplicar las políticas que deseen.
Con su firma de esta noche (tarde en Washington), en un acto junto a fieles, simpatizantes y cargos estatales de su partido, Trump da instrucciones a su secretaria de Educación, Linda McMahon, para que tome “todas las medidas necesarias para facilitar el cierre del Departamento de Educación y devolver la autoridad educativa a los estados”, con la “prestación ininterrumpida de los servicios, programas y beneficios de los que dependen los estadounidenses”.
Las comillas, las cursivas, los detalles son importantes en este tema. Porque, en realidad, el departamento federal no desaparecerá, sino que quedará reducido a una mínima expresión para la gestión de fondos, incluso teniendo en cuenta que el 90% del total ya está en manos estatales. Rodeado de alumnos sentados en unos pupitres colocados en la Sala Este de la Casa Blanca, y elogiando a los profesores como uno de los tesoros de América,
Trump firmó la orden ejecutiva que, según indicó, da inicio al desmantelamiento del departamento “de una vez por todas (…) Vamos a cerrarlo, y lo haremos lo más rápido posible”, prometió diciéndole a su subordinada McMahon: “Con suerte no estarás mucho en el cargo, pero te buscaremos otra cosa que hacer”
¿Por qué? Porque el proceso es mucho más complicado de lo que la Casa Blanca querría. El de Educación es un departamento que se convirtió en parte del Ejecutivo en 1979 a instancias del Congreso, y para su eliminación completa sería o será necesaria la acción de las cámaras legislativas, en las que el Partido Republicano tiene mayoría.
Además, la decisión va a ser inmediatamente recurrida ante los tribunales, como cada cierre de instituciones y agencias de las últimas semanas y cada despido masivo.