Joe Biden advierte sobre el futuro del país en su despedida y desata críticas En su discurso de despedida de la presidencia de los Estados Unidos, Joe Biden lanza una serie de advertencias sobre el futuro del país que han generado polémica.
En su discurso de despedida, Joe Biden lanzó una serie de advertencias sobre el futuro de Estados Unidos, lo que ha generado reacciones polarizadas.
Biden advirtió sobre la formación de una “oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia” que amenaza la democracia y las libertades básicas.
También criticó a las plataformas de redes sociales por no verificar los hechos y permitir la difusión de desinformación.
Algunos elogiaron su discurso por ser claro y directo, mientras que otros lo criticaron por ser alarmista5. Biden también destacó la importancia de las instituciones democráticas y la necesidad de una transferencia de poder pacífica
Denuncia que “los estadounidenses están siendo enterrados bajo una avalancha de información errónea y la verdad está sofocada por mentiras”, señalando a redes sociales y la En enero de 1961, en su discurso de despedida a la nación tras ocho años como presidente, Dwight D. Eisenhower acuñó una de las expresiones más celebres de la historia política cuando advirtió sobre el peso, el poder y la amenaza que suponía para la República el “complejo industrial-militar”.
Desde entonces, el adiós de cada presidente se evalúa según ese estándar, oscilando entre mensajes más optimistas y pesimistas, pero con un mismo baremo. Este miércoles, Joe Biden cerró oficiosamente más de medio siglo de carrera política desde el despacho Oval con un mensaje positivo en líneas generales, seguramente el último de una era que se apaga.
Pero entre su defensa de las instituciones y constantes declaraciones de amor a su país, deslizó también una seria advertencia contra el “complejo tecnológico-industrial” y la erosión de la verdad misma, liderada por las plataformas de redes sociales y la inteligencia artificial.
No hubo nombres, y no hizo falta. Está perfectamente claro a quien se refiere: Donald Trump, Elon Musk y los multimillonarios, sobre todo del sector tecnológico, que mueven los hilos de la administración entrante. “En democracia, la concentración de poder y riqueza entraña otro peligro: erosiona el sentido de unidad y de propósito común y genera desconfianza y división.
Participar en nuestra democracia resulta agotador e incluso desilusionante… tenemos que seguir participando en el proceso”, instó a los ciudadanos. “Los estadounidenses están siendo enterrados bajo una avalancha de información errónea y desinformación, lo que permite el abuso de poder… la verdad está sofocada por mentiras”.
El discurso de Biden fue clásico en casi todas sus variables. En el tono del sistema que todavía se considera la ciudad sobre la colina que sirve de brújula al planeta, si bien carente de emoción o fuerza. En su esperanza de corte kennediano. En sus referencias, desde la Revolución a la integración.
En su aspiración, ingenua hasta doler, cuando afirmó que “después de 50 años en el centro de todo esto, sé que creer en la idea de Estados Unidos significa respetar las instituciones que gobiernan una sociedad libre: la presidencia, el Congreso, los tribunales, una prensa libre e independiente…”.
Pero sorprendió a casi todos por la ambición de los cambios que ha pedido, mucho más profundos de lo habitual en el sistema que ha contribuido como pocos a diseñar en el último medio siglo. Así, escuchando en sus últimos días las peticiones del ala más activista y a la izquierda de su partido,
reclamó que los jueces del Tribunal Supremo (hoy con una sólida mayoría conservadora que Trump podría apuntalar si alguno de los magistrados decidieran retirarse en los próximos años) tenga duración limitada en su mandato,
que se incluya una enmienda en la Carta Magna para que quede claro que ningún presidente tiene inmunidad casi total. O que los congresistas y senadores no puedan tener acciones y lucrarse en los mercados mientras estén en el cargo.